He mirado a la vida,
la he visto vestirse de miedos e inseguridades otra vez.
Ha dejado de vestir tacones por el miedo a las alturas, o a la caída.
Ya no va conjuntada con el corazón, ahora viste de pasado o de futuro, pero nunca de presente.
De cada tropiezo hace un naufragio y pierde las ganas de nadar.
Pero eso es sólo porque hoy he mirado a la vida con ojos tristes.